miércoles, 13 de febrero de 2013

Sin límites



El fin de semana pasado vi una peli titulada Sin Límites. Trata de un escritor pésimo y drogadicto que sufre de falta de creatividad. En ese momento ocurre algo inesperado: le ofrecen una pastilla un tanto especial. Según dicen, las personas solo aprovechamos el 20% de la capacidad de nuestro cerebro. Pues bien, esta pastilla (llamada NZT) permite exprimir el 100% por un plazo de 24 horas. Es aquí cuando yo me planteo lo siguiente: ¿sería buena la pastilla? Es decir, ¿estaría bien consumir la NZT y aumentar así nuestra capacidad de razonamiento?

Unos estarían a favor, afirmando que así se conseguiría aumentar el rendimiento cerebral hasta límites insospechados. Sería el medio perfecto para crear "súper hombres" y para el desarrollo absoluto de la ciencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la pastilla tiene un grave inconveniente: crea una gran adicción, y en el momento en que dejas de tomarla, te pones enfermo (jaquecas, vómitos, mareos...) y normalmente mueres. Además, en el hipotético caso de que logres desintoxicarte, nunca volverás a ser el mismo. Esto se debe a que tu cerebro se ha "colapsado", de manera que ya no puedes concentrarte en algo más de 10 minutos.

No obstante, los que estuviesen a favor alegarían que, gracias a la  enorme inteligencia obtenida, antes o después vas a ser capaz de mejorar la droga de modo que ya no dependas de ella. Te tomas una, y tiene una duración indefinida.

Pero... ¿y para qué? La NZT hace que seas capaz de conocer todo sobre todo. De este modo, no aprecias lo que sabes, sino que lo usas banalmente. Esto se debe a que, como no has tenido que sufrir para aprender, no valoras el conocimiento que posees.

Una aportación más acerca del consumo de esta pastilla: si todo el mundo la tomase, todo el mundo sería infinitamente inteligente. Así, si todos sabemos absolutamente todo de los demás, la intimidad queda reducida a 0. Es más: si conoces todos los misterios de la vida, ¿qué gracia tiene vivir? Nunca más experimentarías esa sensación de logro al haber conseguido desvelar un gran secreto (científico, filosófico, histórico, etc.) o al haber superado la meta que te habías puesto. De la misma manera, nada sería creativo, ya que, como todo es conocido y sabido por todos, la originalidad no podría existir.

Por último, me gustaría hacerte una pregunta: ¿qué harías tú? ¿Te tomarías la pastilla, o preferirías seguir siendo como eres?

Nadie podrá decir que un nido calentito y dichoso dará de sí muy grandes personas. La inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al hombre.   Antonio Gala


Jorge G.

¿Por qué no te suicidas?



No en serio, ¿por qué no lo haces? ¿Para qué te levantas por la mañanas y te acuestas por la noche? ¿Por qué decides seguir viviendo en vez de eliminar definitivamente tu sufrimiento? Supongo que alguna respuesta tendrás, pero... ¿Quieres que eso sea el fin de tu vida?

Posibles contestaciones:
1.- Sí, y me sirve para ser mejor persona.
2.- Sí, pero solo estoy pensando en mí mismo, siendo un egoísta.
3.-No, pero me gustaría mejorar.
4.-No, y me da pereza pensar.

(En caso de que tu respuesta sea la número 2, 3 ó 4, cambiar hasta llegar a la 1 es lo más aconsejable)

La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.  Albert Einstein

Vivir no es sólo existir,
sino existir y crear,
saber gozar y sufrir
y no dormir sin soñar.
Descansar, es empezar a morir.
Gregorio Marañón




Jorge G.


¿Por qué no ser un poco más perros?




Buenos días. Me llamo Merlín y  soy el perro de mi amo. Me ha pedido que le haga los deberes así que... Allá voy. Pero, antes de comenzar, quiero hacer una breve aportación: estoy seguro de que, al leer el título de esta entrada, has pensado en "por qué no ser un poco más malos, traviesos,  malvados". O algo semejante.

                ¿Por qué? ¿Qué te hemos hecho los pobres perros para que, de primeras y sin conocernos, nos asocies con algo así? Lo único que yo hago en dormir, dormir, dormir... Y cuando me apetece como algo. Bueno, en realidad hago una cosa más: siempre recibo a mi dueño agitando entusiasmadamente la cola y con grandes dosis de alegría. Y eso que solo me saca los fines de semana...

                Sin embargo, no entiendo por qué vosotros los humanos, cuando volvéis a  casa, traéis una cara tan larga todos los días. Es posible que yo, con mi cerebro pequeñito, no sea capaz de comprender los constantes palos que te da la vida cotidiana... Pero al menos soy feliz. Soy un ser vivo lleno de simpleza, apenas hago cuatro cosas distintas a lo largo del día, pero lo poco que hago, me encanta. En cambio, vosotros, por una cosa o por otra, siempre llegáis a casa medio deprimidos, pensando en las mil y una cosas que tenéis que hacer para el día siguiente. Eso sí, se os olvida siempre pensar en la cosa más importante de todas... Disfrutar de la vida.

                Es por esto por lo que te digo: ¿y por qué no te pareces un poco más a mí? Si tratases de olvidar las cosas malas, y pensar en positivo... ¿Crees que serías un poco más feliz?

                No sé cuál es tu respuesta, pero me sé de uno que, cuando su amo entre mañana  por la puerta, va a ser el perro más feliz del mundo. A ver si alguna vez me corresponde... En fin, Guau Guau.

La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.  Benjamin Franklin



Jorge G.

Chupilandia



Imagínate un lugar en el que las personas fuesen siempre amables y agradecidas. Un mundo en el que todos compartiesen con todos. En este sitio hay millones y millones de cosas inimaginables: desde políticos honestos que luchan por su país (y no por su bolsillo) hasta empresarios que, en vez de ponerse la zancadilla unos a otros, se ayudan mutuamente en busca de un fin común. Un mundo en el que no existe la pobreza porque los ricos siempre ayudan a los que más lo necesitan. ¿Acaso no sería precioso vivir en un lugar como este?

Chupilandia. El reino de la Fantasía. Disneyland. Como tú prefieras llamarlo. Lo único malo es... Que este sitio es una utopía y no existe. A decir verdad, lo que hace que sea completamente irrealizable es el orgullo. Es ese querer quedar siempre por encima de los demás a pesar de no tener la razón. También es ese "no te pienso ayudar" tan solo porque has discutido con tu amigo y os habéis enfadado.

Piensa que pasaría en nuestro planeta si la gente fuese capaz de reconocer sus errores para tratar de progresar. En otras palabras, saber decir un "pues me da que la he cagado" a tiempo, corrigiendo el fallo cometido. Es perfectamente posible que esas personas, tras admitir su equivocación, pidiesen perdón a aquellos a los que han molestado, gritado, ofendido... (Dato curioso: hay tantos verbos de este estilo que la lista podría ser casi infinita... Pero, también hay millones de verbos con un valor positivo: ayudado, amado, apoyado... ¿Con cuáles te quedas, malos o buenos?)

No obstante, es absurdo pensar que esto vaya a ocurrir. Pero... ¿absurdo porque "no se puede", o porque "no se quiere"? ¿Qué sucedería si cada uno pusiésemos nuestro pequeño granito de arena y fuésemos capaces de asumir cada uno de nuestros errores? Obviamente, nuestra mera aportación no va a cambiar el mundo. Pero ¿cambiará NUESTRO mundo? Es decir, ¿ayudará ese cambio en nuestro comportamiento a hacer la vida más fácil a la gente que nos rodea, a nuestros padres, a nuestros amigos, a nuestros colegas, a nuestros compañeros de estudios/trabajo?

Te aconsejo que lo pienses, y si realmente crees que una nueva actitud puede facilitar la existencia a los demás... La decisión es tuya.

El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir.   Sócrates


se puede tener por compañera a la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón.         samuel johnson


Jorge G.

 

lunes, 11 de febrero de 2013

La anciana sabia


La anciana sabia

Desde lejano tiempo se trató de encontrar.
Antiguos pensadores la hubieron de explorar.
Grandes filósofos decían ser,
La mayoría solo llegaban a forofos del saber.

¿Qué decir de la verdad?
Di que su existencia no se puede negar.
Di que la ves en los pájaros con su dulce cantar.
Di que la ves en los niños al oírlos jugar.

¿Qué decir de la verdad?
Di que una ciencia,  con su mero nombre,
La honra.

¡Qué decir de la verdad!
“Amor a la verdad, la filosofía es” dicen,
Odio que con mentiras la pulvericen.
Ella no merece este desprecio,
Nunca debería pagarse tan costoso precio.

Muchos escudriñándola encuentran el fracaso,
Capaces no son, se quedan en el ocaso.

Llegará el glorioso día En el cual
Amanezca con todo su esplendor.
No te desanimes,
Sé siempre fiel a tu valiente valor.

Tú la verás, confía en mí viejo amigo.
Te prometo que se cumplirán estas palabras que te digo.

Simplemente, tendrás que esperar.
Aunque, en el mientras,
Te recomiendo no yerres al caminar.

Un último consejo, antes de que me vaya:
La sabiduría está ahí, solo tienes que buscarla.
Si logras descorrer el velo oculto,
Al descubierto quedará todo su fruto.

Jorge G.


domingo, 10 de febrero de 2013

El mar


EL MAR

El mar, nuestro aliado y enemigo,
Nuestro asesino y nuestro amigo.
Aquel del que todo lo sabemos
Y tantos misterios desconocemos.

Gracias a él hemos sobrevivido,
Muchas catástrofes por él han ocurrido.
La vida y la muerte alberga en su interior,
Este gigante en tantas ocasiones superior.

En un instante la vida puede quitar,
Más nos valdría con él furioso no jugar.
El que en repetidamente nos ha amparado,
Con un único deseo nos habría destrozado.

En ocasiones nos quiere y nos cuida,
Somos los dueños de cuanto posee.
Tan pronto nos aborrece y nos maltrata,
Le tememos y nunca le damos la espalda.

Le debemos todo y nada;
Le odian algunos, otros le aman.

                                                                                                         Jorge G.

jueves, 7 de febrero de 2013

Intercambio de roles


Nadie puede afirmar que filosofía no sea la clase en la que hay que darle más al coco. Al terminar una sesión, los alumnos solemos presentar algún que otro síntoma característico: migrañas, náuseas, alguna que otra jaqueca... Hasta es posible que se haya producido alguna que otra noche de insomnio. Bueno, vale, quizá esté que exagere un poco.

Sin embargo, hay un hecho que es irrefutable. Cualquier estudiante que presta atención en clase (uno que atiende, no uno que se duerme) acaba tremendamente desconcertado. Simplemente, es inevitable. Antes o después, sucede. Obviamente, este fenómeno se debe a que la filosofía es la única asignatura en la que realmente se incita al alumno a preguntarse el porqué de las cosas (de ahí las consecuencias tan aparentemente nefastas).

No obstante, me gustaría proponer un cambio de perspectiva. Es decir, estamos considerando el rol del estudiante, pero ¿y si nos fijamos en el punto de vista del profesor? Imagina que tienes un grupo de, pongamos, 25 personas, mirándote fijamente y sin entender ni una palabra de lo que estás diciendo. ¿Cómo te sentirías? Probablemente, te quedarías con la misma cara de tonto que todos esos chicos que están sentados delante de ti.

Si te paras a pensarlo, siempre va a haber más de un punto de vista posible. En cualquier situación, no importa lo rebuscada que sea. De algún modo u otro y por muy imposible que parezca, alguien ve la realidad de un modo completamente distinto a como lo ves tú.

            La próxima vez que estés en filosofía y tengas la sensación de que no entiendes ni papa, acuérdate de esta entrada y dale vuelta a las tornas. Trata de imaginarte que eres el profesor y después mira a tus compañeros y sus expresiones faciales. Te aseguro que disfrutarás como un enano.


“No solemos considerar como personas de buen sentido sino a los que participan de nuestras opiniones”                     François de la Rochefoucauld

Jorge G.


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