¿Cómo es posible
que, de los billones de personas que hay en el mundo, me encontrase con mi
media naranja justo a esa hora y en ese preciso día y lugar? Solo cabe una
explicación: era mi destino.
Sin lugar a dudas, esta frase es una de
las más bonitas que puedan pronunciarse. Además, también es la forma de pensar
de multitud de gente en la actualidad.
Lamentablemente, la mayoría no habrá
dedicado más de 5 minutos a preguntarse "¿y por qué pienso así?". Sin embargo, yo tengo un punto de vista un tan diferente, de
manera que si tú eres una de esas personas que no se ha planteado el porqué de
su creencia en el destino, a continuación te voy a proporcionar una serie de
argumentos que deberías tener en cuenta.
En primer lugar, se está considerando a
millones y millones de personas como variables de la ecuación de la vida. El
problema está que apenas llegarás a conocer a un puñado de todas ellas.
En segundo lugar, alguien que afirme
que estaba destinado a conocer a su media naranja probablemente lo haga debido
a una clara falta de conocimiento. Es decir, es muy seguro que su forma de
pensar equivalga a a decir "como no entiendo lo que ha pasado, lo
voy a llamar destino porque suena bien".
Pero sin lugar a
dudas, la mejor razón en contra de esta forma de ver la vida es la siguiente:
¿acaso no llegaste a encontrarte con tu media naranja gracias a las decisiones
que fuiste tomando a lo largo de tu vida? En otras palabras, si tú no hubieses
decidido estar presente en ese lugar y en ese momento precisos, simplemente no
te habrías encontrado con la persona que hoy en día es tu gran amor.
"Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia" William Faulkner
Jorge G.
Jorge G.
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