Buenos
días. Me llamo Merlín y soy el perro de
mi amo. Me ha pedido que le haga los deberes así que... Allá voy. Pero, antes
de comenzar, quiero hacer una breve aportación: estoy seguro de que, al leer el
título de esta entrada, has pensado en "por qué no ser un poco más malos,
traviesos, malvados". O algo
semejante.
¿Por qué? ¿Qué te hemos hecho los pobres perros para
que, de primeras y sin conocernos, nos asocies con algo así? Lo único que yo
hago en dormir, dormir, dormir... Y cuando me apetece como algo. Bueno, en
realidad hago una cosa más: siempre recibo a mi dueño agitando
entusiasmadamente la cola y con grandes dosis de alegría. Y eso que solo me
saca los fines de semana...
Sin embargo, no entiendo por qué vosotros los
humanos, cuando volvéis a casa, traéis
una cara tan larga todos los días. Es posible que yo, con mi cerebro pequeñito,
no sea capaz de comprender los constantes palos que te da la vida cotidiana...
Pero al menos soy feliz. Soy un ser vivo lleno de simpleza, apenas hago cuatro
cosas distintas a lo largo del día, pero lo poco que hago, me encanta. En
cambio, vosotros, por una cosa o por otra, siempre llegáis a casa medio
deprimidos, pensando en las mil y una cosas que tenéis que hacer para el día
siguiente. Eso sí, se os olvida siempre pensar en la cosa más importante de
todas... Disfrutar de la vida.
Es por esto por lo que te digo: ¿y por qué no te
pareces un poco más a mí? Si tratases de olvidar las cosas malas, y pensar en
positivo... ¿Crees que serías un poco más feliz?
No sé cuál es tu respuesta, pero me sé de uno que,
cuando su amo entre mañana por la
puerta, va a ser el perro más feliz del mundo. A ver si alguna vez me
corresponde... En fin, Guau Guau.
La felicidad humana generalmente no se logra con
grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas
cosas que ocurren todos los días. Benjamin Franklin
Jorge G.
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